Si bien hice cerámica desde chica, recién en los´70
tomé la determinación de que este camino, el hacer
cerámico, iba a ser mi forma de vida tanto en lo expresivo como en lo
económico. Esta decisión cambió mi postura y lo que
comenzó siendo para “los ratos libres” pasó a ocupar
todo mi tiempo. Nunca me arrepentí, ni en los momentos económicos
más difíciles. Siempre pensé y pienso que los que podemos
trabajar de lo que disfrutamos somos privilegiados.
Volviendo a los ´70, en ese momento empiezo a darle un sentido a mis
cerámicas que han sido casi siempre escultóricas. Surgen entonces
series de formas totémicas que se van sucediendo en el tiempo como
“La Familia Rocamora”,
"Muros",
“Encajes”,
“Heridas”,
"Simbiosis",
”Recuerdos de Pascua”, etc. Todas ellas
respondían a una necesidad de transmitir sentimientos. En general he
trabajado en series más o menos prolongadas ya que me permite explayarme
en la idea, solo en algunos casos particulares como algún
salón temático trabajé alguna obra sola y con un
tema predeterminado.
En el año ´97 y luego de una búsqueda que comenzó con
una obra en particular:
“Solos, Ignotos y Desesperados...” presentada en el
Salón Nacional de Artes Visuales sentí la necesidad de transmitir
ideas, ideología,
para lo cual comencé a trabajar en
“Konstantes”, serie de murales muy conceptuales
que incluían formulas matemáticas como un intento de facilitar su
lectura. Esta serie, que disfruté enormemente, resultó sin
embargo, de difícil lectura para el público no especializado y, a
pesar de gustarme especialmente, pero entendiendo que el fin último de
las obras es poder compartirlas con la gente, traté de encontrar otras
formas, que pudieran transmitir las mismas ideas de manera más sencilla.
En el año 1994 fui invitada por la fábrica de porcelanas
Sargadelos, Galicia, España donde dos años antes
había concurrido como becaria. Fueron experiencias maravillosas que
recuerdo como pocas.
El fin de esta invitación del ’94 fue realizar obras para una
exposición en la galería Sargadelos de Madrid. Trabajé
entonces una serie de
“Peces”, indudablemente influida por la cercanía del
Cantábrico. Mientras esperaba que estas piezas secaran, realicé
dos moldes, uno de un huevo pequeño y otro más grande. En ese
momento los
objetos ovoides no fueron los más significativos a nivel
artístico (si a nivel técnico ya que son de porcelana, horneados
a 1400º, difíciles de colar, decorar, etc.) sin embargo quedaron en mi
memoria y los retomé más adelante.
Surgen así, cinco años después, las series realizadas con
formas ovoides,
"Juegos",
“Recorridos” y
“Testimonios”. Ellas me permiten instalar ciertos conceptos
fuertes que a la vez, por su contenido plástico y sus formas
orgánicas, resultan atractivas.
Simultáneamente encaré una serie
“Estudio de la mirada“ en la cuál trabajo en
interacción con la gente; utilizo una serie de adjetivos que me dan
sobre la mirada como fondo de una obra mía.
Como siempre ocurre, por suerte, mientras escribo estas palabras ya se
está gestando en mí la idea de llevar a un formato mayor y
conceptualmente diferente la serie
“Señales”
y
"Huellas y Señales" que trabajo en pequeño
formato.
Casi en su totalidad mi obra está realizada en técnica
Raku, o quemas en
reducción sin esmaltes. En ellas encuentro el
acompañamiento natural y necesario para mis formas.
En los últimos años también incursioné con
entusiasmo en la producción de objetos,
algunos utilitarios y otros decorativos, me divierte hacerlos uno a uno y
quemarlos en Raku, me produce mucha alegría. De la época anterior
al Raku quisiera rescatar una serie en especial:
“Perfiles” que trabajé en forma de láminas y
que aún hoy me da gusto recordarlas.
Sólo me queda por agregar que todos estos años de trabajo los
transité con el apoyo y compañía de mi familia, amigos,
alumnos y colegas lo cuál ha resultado un camino muy gratificante y
estimulante, que me hace pensar con placer en los años por venir.
|